El envejecimiento es parte integrante y natural de la vida, pero no todo el mundo pasa por este proceso de la misma forma. La manera en que se envejece y cómo se vive este proceso, así como la salud y la capacidad funcional que se tienen, dependen tanto de la estructura genética como del ambiente que nos ha rodeado durante toda nuestra vida: lo que hemos hecho, el tipo de cosas con las que nos hemos encontrado, cómo y dónde la hemos vivido, etc.
El deterioro cognitivo causado por la edad se debe a los cambios que se producen en el cerebro sano al envejecer. Los factores que más influyen en el tipo y el ritmo de deterioro son el estado de salud general, factores hereditarios, nivel de actividad física, nivel educativo y/o cultural y factores económicos, sociales y familiares.
Algunos de los principales déficits observados en la vejez afectan al procesamiento de información, al aprendizaje y recuperación de información (memoria), a la solución de problemas y a la rapidez de la respuesta.
Se ha demostrado que el deterioro se ralentiza y los déficits son más leves si los sujetos han vivido en medios enriquecidos y si continúan estimulando sus capacidades mediante prácticas y ejercicios de estimulación cognitiva.